Farandulero
‘Jaula’ es una película tan interesante como a la vez relativamente fallida. Su problema reside en cómo está estructurada y en la manera en que se muestran los acontecimientos. Para entendernos, es una de esas versiones ocasionales en las que la disposición de sus elementos no logra sacar buen provecho de una historia de la que no extrae ni su mejor ni la más eficiente.
La película estaba por ahí pero su director y guionista, Ignacio Tatay, no termina de encontrarla. ‘Jaula’ no se muestra sobre la pantalla de manera tan estimulante como sí lo hace una vez la ponemos sobre el papel en limpio, siendo que incluso sus momentos en teoría más reveladores coinciden a la vez con sus momentos menos climáticos. Menos emocionantes y/o llamativos.
Se entiende por qué se presenta como se presenta, y se acepta de muy buen grado su economía de medios. En realidad, no se le puede achacar gran cosa desde un punto de vista formal: Incluso es de agradecer la sobriedad y el pragmatismo maduro con los que Tatay, debutante, relata una historia que por otro lado, siempre permanece por encima de una narrativa a su entera disposición.
Pero, lo dicho, las revelaciones que dotan a ‘Jaula’ de su verdadera forma no causan apenas impacto, siendo que la curiosidad que ha podido despertar por el camino se torna en fría indiferencia. Por, lo dicho, una estructura que deja en fuera de juego a la propia película en los momentos más relevantes, dividida en dos líneas argumentales que una vez juntas no suman, sino que más bien se anulan.
Así, nos queda una película a la que se le agradece la (buena) intención por encima de un resultado que no acierta a exprimir su potencial, así como la dignidad con la que respalda una apuesta que por más que pueda ser (relativamente) fallida , no por ello pierde dicha dignidad que le viene de serie. Esto es, el problema no está en que no hubiera película, sino en que no la han encontrado.
