James Gray es un buen director al que casi siempre le ha faltado ese «algo» que había encontrado, o que parecía que por fin había encontrado en sus dos últimos trabajos, ‘Z. La ciudad perdida’ y ‘Ad Astra’. Aunque ahora alegue que fue apartado del montaje de esta última. O quizás, tal vez, por eso mismo. Un buen director, con lo que se dice películas interesantes que sin embargo estaban casi siempre a la sombra de lo que podrían haber sido sobre el papel.
En ‘Armageddon Time’ sucede lo mismo, incluso de manera aún más marcada. Otra vez, de nuevo, es una película a la que le falta ese «algo» que convierte su aparente corrección en «algo» realmente de provecho. Podemos reducir sus problemas a tres: Nunca encuentra el tono, carece de nervio y apenas desarrolla a los personajes. La gente va y viene alrededor de su joven protagonista, Banks Repeta, a quien Gray obliga a poner todo el rato cara de testigo/narrador pasivo de una historia que no es la suya. Como si fuera el Carlitos de ‘Cuéntame como pasó’.
Esa es, de hecho, parece que la idea: Ver cómo cambia el mundo ante nuestros ojos. Un mundo que Gray se retrata con cuatro pinceladas, depositando toda su fe en un reparto que hace lo que puede con tan poco. De tres a uno: básicamente, es un problema de insuficiencia. ‘Armageddon Time’ transcurre sin que haya nada en particular que destaque, saltando de algún otro momento logrado momento puntual que sin embargo rara vez resulta sorpresivo.
Y que tampoco se siente especial o relevante. Grey falla a la hora de proyectar su historia oa su prota. Y es que bajo su aparente corrección ‘Armageddon Time’ parece no tener corazón, ni mucho menos el alma de películas como ‘Licorice Pizza’. Ni tan siquiera una banda sonora o personaje secundario que la retengan en nuestra cabeza, desarrollándose ante nuestros ojos sin causar revuelo. Es, en resumen, una no mala película de buena apariencia que sufre de anemia, siendo que parece que es Gray el primero que siente una templada indiferencia por sus propios recuerdos.