MADRID, 1 Feb. (CHANCE) –
Muy serio, con gesto resignado y pasándose la mano por la cara y por la cabeza con evidente nerviosismo. Así hemos visto a Gerard Piqué a las puertas de la casa de Shakira, esperando durante varios minutos – que debieron ser una eternidad para el exfubolista – a que sus hijos saliesen para disfrutar de la tarde con ellos.
En el interior de su coche y sin ocultar su fastidio por las preguntas relacionadas con los últimos titulares que han…