“Si cree que su jefe es un tonto autoritario, no tiene control sobre cómo se comporta, pero sí tiene control sobre cómo reacciona ante su comportamiento. Así que revise cada uno de los puntos (buenos y malos) y marque ‘control’, ‘influencia’ o ‘sin control’. Luego, depende de usted tomar las partes que lo iluminan y sobre las que tiene control, y elaborar un plan para incorporar más de eso en su día a día”.
Ellera sugiere: “Mira las partes que te frustran pero sobre las que tienes control, y averigua cómo puedes obtener menos de eso en tu día. Una vez que haya trabajado en esto, vaya a las cosas sobre las que tiene influencia y haga lo mismo. Luego acepta conscientemente dejar ir las cosas sobre las que no tienes control. Pero sepa que incluso con estos, siempre tiene control sobre cómo elige reaccionar ante ellos. Y es una elección”.
Aprende a calmar tu sistema nervioso.
“Cuando nos estresamos, perdemos el acceso completo a partes de nuestro cerebro, ya que el cuerpo se enfoca en amenazas más inminentes (anteriormente, el león hambriento, ahora la fecha límite que se avecina o el jefe enojado que se dirige hacia usted). Cuando nuestro cuerpo está en este modo de amenaza, también perdemos la capacidad de comunicarnos adecuadamente y establecer conexiones con los demás, los cuales son imprescindibles para el éxito en nuestro lugar de trabajo y el bienestar mental”, dice Ellera.
“Entonces, para salir de este modo de amenaza, debemos aprender a calmar nuestro sistema nervioso, y podemos hacerlo comenzando a ser más conscientes de cómo se siente nuestro cuerpo en este momento. ¿Está respirando profundamente, sus hombros y mandíbula están relajados, se siente tranquilo? ¿O está tomando respiraciones cortas en la parte superior de su pecho, sintiendo que está a punto de explotar?
“Establece un recordatorio en tu teléfono para que se repita cada hora, y cuando suene, solo toma nota”, instruye. “Tome conciencia de lo que está sucediendo internamente. Permítase la gracia de tomar tres respiraciones largas y profundas, exhalando cada una tan lentamente como pueda con los labios fruncidos, imaginando que está exhalando a través de una pajilla. Esto permite que su sistema nervioso se calme y significa que su cuerpo puede funcionar completamente y su cerebro puede funcionar de manera óptima, porque no puede prosperar en su trabajo si su cuerpo está atrapado en modo de amenaza”.
Conéctese con otros.
Se necesita mucha energía para que nuestro cuerpo funcione correctamente y, la mayor parte del tiempo, le sacamos más energía de la que reponemos. Esto significa que terminamos en un déficit de energía; es entonces cuando nos sentimos perezosos, somnolientos o francamente agotados.
“Algo que puede ayudarnos a sentirnos rejuvenecidos es conectarnos con personas que nos hagan sentir seguros”, dice Ellera. “Gente con la que se siente bien estar cerca. Aquí es cuando podemos co-regular nuestros sistemas nerviosos: nos movemos al ritmo de la respiración y el ritmo cardíaco de otras personas cuando estamos relajados con ellos. Esto puede darnos más energía y motivación en nuestra jornada laboral. La clave para esto es asegurarse de que estas relaciones se construyan teniendo en cuenta el crecimiento, por lo que no se juntan con el grupo que pasa el tiempo quejándose del trabajo o de su jefe.