Si Alberto San Juan sonríe, mil personas pestañean. Sí, el efecto mariposa hecho actor y hombre. Quizá me he venido muy arriba para el arranque, pero la realidad es que hoy, en su madurez, sin ser esto un eufemismo, sigue siendo el guapo oficial.
Conserva esa sonrisa que encandiló en comedias como El otro lado de la cama o Días de fútbol y, sobre todo, tiene ese brillo…