Farandulero
La semana pasada, Bella Hadid lanzó su cuarta fragancia Orebella, Nightcap, que se dice que está inspirada en la relación especial que comparte con un caballo del mismo nombre, y que también se menciona como «un afrodisíaco» en el sitio web de la marca. «Es una oda a ese aroma nostálgico que todas olíamos en el vestuario de chicas en la escuela secundaria», explicó la modelo sobre la poción con vainilla, cardamomo y madera de guayaco. «Fue un poco abrumador, pero tan delicioso, pero tan dulce». (Piensa en Fantasy de Britney Spears).
Y así, siguiendo la tradición de Rihanna y sus Gloss Bomb Stix, Kylie Jenner y sus Sprinter Vodka Sodas y casi todas las demás personas famosas que han lanzado un producto al mercado, la modelo se paseó por una concurrida zona metropolitana blandiendo la botella a plena vista. Primero posó en un encuentro en una sucursal de Ulta en Los Ángeles (“¡Olía tan bien ahí!”) antes de salir a la calle con un bustier con volantes y vaqueros acampanados, tacones altos y gafas de lectura tipo bayoneta.
Respeto las fotos artificiales de los paparazzi, y la gira de prensa de Bella Hadid para Orebella ha visto hasta ahora a la modelo alternar entre unos Daisy Dukes y unas botas de vaquero, y un vestido de Zuhair Murad tan viejo que el equipo del diseñador no está seguro de la temporada en la que es. Esta es más o menos la corriente entre la que Bella vive (una chica de caballos con un aspecto desaliñado y aserrín y una femme fatale de salón), pero afortunadamente ha elegido canalizar esta última cuando se trata de la creación de su línea de fragancias.
Este artículo apareció por primera vez en Vogue británica.
