Desplegando paisajes sonoros sintéticos espartanos similares: movimiento percusivo perpetuo de la baterista Lola Dompé, bajo intermitentemente palpitante y punzante (donde la repetición lacónica de Halle Saxon adquiere nuevos significados) y aumentado por un tríptico de lirismo disonante, desapasionado y divertido (particularmente (dis) de Izzy Glaudini que afectan a las voces principales), este álbum se basa en los entornos distópicos de Ballard y Dick (internos y externos) hasta el disgusto tipo Bret Easton Ellis por el fetichismo de las mercancías, los enclaves protegidos de las artimañas corporativas y la malevolencia acaparadora de tierras del 1%. No tanto una premonición de horrores por emerger, más repugnancia ante los horizontes a la vista.
‘Exceso’ es una mirada escabrosa, mordaz y satírica a los caprichos, maneras y desperdicio del mundo ‘desarrollado’, uno donde la libertad de gastar, comprar, almacenar suministros en nombre de la ‘libertad’ y la ‘libertad’ desmiente la realidad. de deseos fabricados: ciudadanía generalizada enloquecida por el crédito y cargada de deudas bombardeada con una miríada de mensajes mediáticos diseñados para manipular, desadaptar y confundir al yo en un estado de conformidad ciega y uniformidad blanda.
Agregue los agujeros infernales que comprenden los mundos en línea de burbujas de filtro y cámaras de eco, con nociones cruzadas de estar ‘enchufado’ y ‘conectado’, el pronóstico es sombrío sin luz a la vista. Cualquier pretensión de cohesión social y comunidad sustituyó al consumismo estupefacto, un sueño húmedo neoliberal cuajado en una pesadilla tecno-totalitaria.
‘Nuevo Comienzo’ da el pistoletazo de salida, su título sugiere esperanza y promesa, pero la realidad es el resignado pareado “Al servicio del deseo/ viajaremos lejos”. Un tiro de apertura dirigido a las ‘visiones’ de los privilegiados que contemplan los frutos de nuevas fronteras mientras su avaricia devora el deseo actual llamado Tierra.
‘Realms’ canaliza el texto-perimentalismo sonoro de la alienación ‘mandroid in a void’ de John Foxx y Gary Numan, olas frías, ambiente helado, atmósferas atomizadas. Aquí y ahora.
Lo más destacado es ‘Automaton’, un descenso de la pista de baile discopian salpicado de los años 80 hacia el apocalipsis ayudado e instigado por un pulso tembloroso y resbaladizo. Junto con las maniobras metálicas y metronómicas de ‘NRG’, el mensaje es que si vamos hacia abajo, lo haremos con estilo.
Sin embargo, a pesar de los temas siniestros y los sueños aparentemente desesperanzadores presentes, ‘Excess’ puede leerse como una diatriba situacionista que puede ayudar a desmantelar el espectáculo embrutecedor, un manifiesto al que se debe adherir para luchar libre de los grilletes de lo ilusorio. Emancipación actualmente a la venta. Como aconseja el cerrador optimista ‘Turn Away’, “hay una luz en la oscuridad/siente cómo se abre el amor”.