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Cazadores (T2) – Punto y retiro

cazadores (t2) – punto y retiro

‘Múnich’ según (un amigo de) Tarantino. Así me refería a la primera temporada de ‘Cazadores’ Hace casi tres años. Casi ni me acordaba. Esta segunda (y última) temporada es más sencilla y directa, y se divide en dos líneas temporales claras: Lo que sería la secuela, ambientada en 1979 y centrada en dar caza a Hitler, y la precuela, ambientada en 1975 y centrada en el personaje de Al Pacino. Esta segunda (y última) temporada también es más irregular o inestable aunque sea menos dispersa y tenga mucho más claro cuál es su género: Lo que vendría a ser un thriller conspiranoico de aroma vagamente setentero. Esto, sin embargo, no hace que sea más efectivo, ni sobre todo tampoco más estimulante.

Si la primera era ‘Múnich’ según (un amigo de) Tarantino, esta ha perdido tanto a Spielberg como al responsable de ‘Malditos bastardos’ por el camino. Algo queda, aunque sea a ratos, pero lo que predomina es una serie de televisión demasiado al gusto del consumidor. Una serie que coquetea con ideas interesantes aunque a la hora de la verdad, a pesar de ser una «temporada final», se conforma con ruda y falsa bravuconería. Baste comprobar lo mal que tiende a resolver las expectativas que llega a generar; por ejemplo, con prácticamente todos los (chapuceros) aviones de los nazis. O con el personaje de Greg Austin, un estupendo personaje/villano boicoteado por una ficción que le cree a cualquiera.

Como cualquier otro. Quizá sea por la sensación palpable de que esta no iba a ser la última temporada, o que iban a ser diez y no sólo ocho episodios, y que todo se ha reducido, simplificado y acomodado a una sola temporada que no se siente ni final, ni determinante, ni fundamental. En su primera temporada ‘Cazadores’ parecía querer construir una narrativa propia más compleja, o al menos, más ‘cool’ que lo que acaba siendo viendo la segunda: Sigue teniendo cosas tan brillantes como su séptimo episodio, pero al final se acaba imponiendo el clásico pim, pam, pum de las series de televisión semanales donde lo primordial es entretener… aunque tus posibilidades pueden (o deberían) ir un paso más a allá.

Es una suerte de ‘Malditos bastardos’ domesticado. Un ‘Múnich’ que dejando de lado algunas imágenes escabrosas, puede ser consumido por una amplia (e insensibilizada) la mayoría. Se trata de una ficción tirando a cobarde o poco valiente: No hay prácticamente una sola decisión relevante que rompa la línea de vida de una serie que constantemente se siente bajo control. Su primera temporada amenazó con romperse de vez en cuando, o con romperla en algún momento. Jugaba con el riesgo que supone salirse de un cauce y género establecidos. Esta segunda, sin embargo, se mantiene dentro de una aparente seguridad que sólo rompe en momentos puntuales y por lo general, anecdóticos.

No es que su segunda temporada sea mala, si bien vista en su conjunto si deja a ‘Cazadores’ como una serie que prometía más de lo que al final acaba de ofrecer, por más que cuente con elementos, escenas, personaje o incluso algún capítulo -el 2×07- que justifican su existencia y validan su visionado. Ahora bien, también sirven como agridulce y frustrante prueba de un potencial que por lo que sea no ha sido explotado (in)convenientemente. ‘Cazadores’ Podía haber molestado y haber generado polémica. Podía haber desafiado al espectador, incluso también a esos judíos que masacran palestinos como si fueran nazis. Pero no, simplemente se ve. Se disfruta, entretiene.

Se consume. Y cuando acaba, uno sigue con su vida como si Hitler hubiera muerto en 1945 y todo lo que podría hacer de ‘Cazadores’ algo especial mengua y se dispersa por el catálogo de un servicio de streaming.

Siempre nos quedará Travis Leich.

Fuente

Recopilado por Farandulero

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