Carlota Pereda expande con acierto su cortometraje de 2018, ahora convertida en el prólogo y punto de partida de este impredecible y amoral thriller rural en donde se entrecruzan el drama, la comedia, el thriller o el terror de manera perversamente natural y cercana. ‘Cerdita’ remite a títulos como ‘La matanza de Texas’ por su apariencia cutre y barata mientras nos sumerge en esa España profunda que a los de ciudad nos parece «tan de pueblo».
Una obra de claro contornos costumbristas que se siente tan auténticamente como para dar por sentado y asumir que está inspirada en alguna vivencia real, y que a pesar de no sacar del todo provecho ni a su historia ni a sus personajes, dejando tras de sí cierta sensación a obra irregular e incompleta (ya sea de forma premeditada o no), se vive y sobre todo se disfruta con la misma perturbadora intensidad que la interpretación de Laura Galán.
La mencionada Galán, junto a su madre Carmen Machi, es el alma de esta ‘Cerdita’, un futuro clásico de nuestro cine que deja huella y se expande en nuestra cabeza, incluso más allá de sus propios límites: Los autoimpuestos por una Carlota Pereda que ha resuelto su ópera prima con humildad y concisión. De esta manera, nos queda una propuesta que a pesar de su imperfección resulta altamente eficiente en su directa y sencilla mala leche multi genérica.