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El imperio de la luz – Eternal Sunshine of the Photographic Mind

Imagen destacada

Fra elegancia dispersa.

Eso es en resumen ‘El imperio de la luz’, la primera película que cuenta con un guin firmada en solitario por Sam Mendes. No s si es casualidad, ventajismo o la pura verdad, pero es evidente que Mendes es ante todo director. Un muy buen director. Su dominio de la materia es tan incuestionable como lo es la suntuosa elegancia de la fotografía de Roger Deakins. Tanto como para que salte a la vista que su labor como director est muy por encima de su labor como guionista.

Mendes da forma a un melodrama de poca irregularidad y disperso que en su afn por abarcar ya la vez remarcar deriva en una confusa mezcla de ideas que, acompasada por bruscos cambios de tono, nunca llega a cuajar en una narrativa consistente. Es como un sofisticado pero artificio escaparate por el que se pasea Olivia Colman, en una interpretación exigente que al igual que la película posee un aura de brillo cegador que sin embargo proyecta más sombras que luces.

Escudándose en la magia y/o el escapismo del cine, a Mendes le sale un batiburrillo frustrante e insatisfactorio, en donde hasta sus demasiado leves instantes de magia actúan como reafirmación de la impotencia en la que nos sumergen como espectadores. ‘El imperio de la luz’ es como una buena pelicula que nunca llego a estar all. Como si al percibir la oscuridad entre cada fotograma se rompese la suspensin de la incredulidad y viramos hasta la mano del proyeccionista.

Por Juan Pairet Iglesias

@Wanchopex



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Written by Farandulero

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