Farandulero
Es complicado que a alguien con un mínimo de criterio no le guste y/o no respete una película tan completa y solvente como ‘El inocente’, un modlico ejemplo de lo que podríamos considerar buen cine comercial… si tendemos a infravalorar o incluso menospreciar, por inercia o prejuicio al llamado cine comercial. Llammosle simplemente cine. Buen cine.
Cine con aroma a ese «no clásico» por el que no pasa el tiempo, y que dentro de diez, quince o veinte años funcionan tan bien como el primer da. De ese tipo de películas que parece que no grabamos pero que a la mínima referencia descubrimos que no hemos podido olvidar. Como si cada vez que la viramos fuera como volver a verla desde cero.
Por la riqueza de su historia, la solidez de sus personajes, la agilidad de su narrativa y la claridad de su puesta en escena. Por la valenta de transitar por diversos gneros y el talento para que la mezcla se muestre homognea. Si ‘El inocente’ es una película tan eficiente y resultona es porque, en resumen, define lo que se supone que es el (buen) cine.
Esto es, contar una historia de manera atractiva para que despierte algún tipo de emoción. O de emociones. Sin ser lo que se dice nada del otro mundo su ligereza, fluidez y fino sentido del humor entrelazado con el drama y el suspenso hacen de ‘El inocente’ una pelcula irresistiblemente amena que deja el sabor de boca del buen cine. comerciales. oh no
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
