Farandulero
Est de moda convertir pelculas en serie. Hay que dar de comer a ese monstruo llamado «streaming», y dada la competencia, nada como recurrir a algo ya conocido que de por s site un proyecto en algn mapa. Harry Potter, Star Wars, El señor de los anillos… dentro de esta moda que a menudo tiende a lo fácil, populista y obvio, de inicio sorprende la aparición de un «remake televisivo» de una película como ‘Inseparables’. Por su nombre, ms que por su potencial.
No es que hablemos de un título ni especialmente respetado ni particularmente exitoso, siendo que se le recuerda más por ser de David Cronenberg que por s mismo. La clave la encontramos en la propia serie: Tiene una razón para existir más alla de una moda artstica y/o una necesidad comercial. Parece una estupidez, pero sorprende más que lo pueda parecer. Esta ‘Inseparables’ es una reinterpretación que va mucho más allá del habitual subrayado de la herencia.
Desde la misma elección de una mujer como protagonista en lugar de un hombre, algo también de moda aunque por lo general por razones que poco o nada tienen que ver con lo artístico. En este caso hablamos de una decisión claramente creativa que aporta valor e impulsa una historia que, al igual que por ejemplo la primera temporada de ‘Fargo’, toma el punto de partida del original para desarrollar algo que de verdad subraye y alimente la divergencia entre formatos.
Nada parece un truco barato o perezoso en esta «alternativa» al «clásico» de Cronenberg, un filme apreciable pero demasiado «ochentero» como para que hoy en día cause algún tipo de impacto. Una alternativa «actualizada», «moderna» y en la práctica también «mejorada» que a lo largo de seis episodios apoyados en la estupenda doble interpretación de Rachel Weisz exploran, con estilo, una compleja relación codependiente y su impacto en lo personal y en lo profesional.
Seis episodios concebidos como «un todo» que va mutando de uno a otro, siendo relevante su visión al completo para fijar nuestras impresiones y apreciar en justa medida una obra íntimamente abstracta e incognoscible y muy abierta a la ambigüedad y la interpretación. Algo que puede resultar tan estimulante como frustrante, se admite, pero que va como anillo al dedo a una producción que juega, en resumen, con el misterio de la vida como si se tratase de un auténtico misterio.
Quiz a cada episodio le sobren algunos minutos sin los que hubiera podido ganar en regularidad e intensidad; tambin, que le pese depende tanto de algunos dilogos y no haber abrazado con ms fiereza su retrica visual. Pero surge de una inquietud artística que aporta voz propia a una historia ajena que expresa de manera retorcidamente personal. Tal vez no sea inequvocamente contundente, pero si muy excitante en su temerario atrevimiento moral y vital.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
