Farandulero
El ‘Macbeth’ de Joel Coen tiene más experiencia que de película, en lo que en cualquier caso deviene en algo de una presencia fascinante e hipnótica. A su manera, que como la de producciones como ‘El caballero verde’ no tiene por qu ser la de todos. Ni tan siquiera la de una ampla mayora, argumento que a menudo se emplea para reafirmar cualquier producción que carece de la personalidad de las experiencias, o de las películas como el ‘Macbeth’ de Joen Coen que hablan, y se valen muy bien por s iguales.
Puede que a nivel narrativo esté demasiado fragmentado, espasmódico, o que cmo historia en sí mismo, envuelta en un intenso claroscuro lgubre y resonante sin fin, transmita entre lo justo y no demasiado. Mas, deca y hablo de experiencia. De sumergirnos en un relato que invita a ser engullidos por su implacable vorgine ornamental. De vernos arrastrados por su imponente uso audiovisual, pero sobre todo por la desaprensiva contundencia de esa fuerza de la naturaleza llamada Denzel Washington.
Uno podra estar horas viendo y escuchando divagar a Washington, ms todava sobre el escenario dispuesto con tanta crptica elegancia expresionista por Joel Coen. ‘Macbeth’ es puro metateatro minimalista que con la complicidad de un fro y aguzado blanco y negro, transforma las palabras de William Shakespeare en un relato fantstico de contornos msticos y esotricos que se siente, a partes iguales, tan artificio como a la vez genuino ; tan sencillo como a la vez intenso; tan estimulante como a la vez esquivo.
Cierto es que puede ser complicado empatizar al vuelo con una producción tan sensorial y categórica como ‘Macbeth’, en esencia, una obra de arte (y ensayo) para paladares selectos que requieren, probablemente, de una cierta predisposición y concentración. Un acto de fe cuyo aguerrido carcter indomable e incorruptible rectitud conceptual, en cualquier caso, deberan de ser siempre respetadas por su valenta fuera de cualquier molde prescripto. Por su irremediable indefensión como visceral obra de arte al margen de la ley.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
