Margarita de Dinamarca no es una abuela al uso: fuma, se cose sus propios vestidos en estampados florales y, a pesar de llevar más de 50 años en el trono, pide perdón a quien haga falta cuando mete la pata, sean sus hijos o sus súbditos.
Dentro de esta rareza que supone en el mundo monárquico un personaje de esta estirpe, Margarita hizo un curioso regalo a su nieto…