“¿Por qué la gente sigue preguntándome eso?” Cora (Megan Stalter) pregunta en algún lugar alrededor de la quinta vez en cora bora que alguien enfadado exige saber qué le pasa. Su respuesta, cuando puede molestarse en dar una, es que nada lo es. Pero ha quedado claro desde los primeros momentos de cora bora que eso está muy lejos del caso.
Su incipiente carrera musical parece no ir a ninguna parte, a pesar de la sudorosa determinación con la que arrastra su estuche de guitarra roto de un club de Los Ángeles con poca asistencia a otro. Su vida amorosa no es más prometedora: su relación abierta a larga distancia con Justine (Jojo T. Gibbs) se está volviendo cada vez más distante, y las conexiones que tiene al margen son más vergonzosas que satisfactorias. Cuando comienza a sospechar que Justine se ha enamorado de otra persona, impulsivamente compra un boleto de avión de regreso a Portland, donde desata aún más líos.
cora bora
La línea de fondo
Stalter ofrece un indie cálido, aunque un poco endeble.
Evento: Festival de cine SXSW (narrativa destacada)
Elenco: Megan Stalter, Jojo T. Gibbs, Manny Jacinto, Ayden Mayeri
Director: hannah perla utt
Guionista: rhianon jones
1 hora 32 minutos
Eso cora bora toma todo esto y la abraza de todos modos, encontrando humor y patetismo en su malestar milenario, es clave para su atractivo. Pero si la fuerza de la película radica en su afecto por la heroína del título, su mayor defecto es una relativa falta de atención hacia los personajes que la rodean, lo que produce una película que, a pesar de todos sus agradables ritmos, se siente más endeble de lo que debería.
De lejos, la mejor razón para ver cora bora para Stalter, quien en su primera actuación principal presenta un caso convincente para muchos más. La actriz es quizás mejor conocida por su participación en trucos como Kayla, cuya absoluta incompetencia solo es superada por su casi patológica confianza en sí misma. Cora comparte con Kayla una incapacidad fundamental para ser otra persona que no sea ella misma, así como un aire general de caos. Pero cora bora también le da a Stalter la oportunidad de expandir su rango, extrayendo nuevas notas de tristeza o incertidumbre en las fanfarronadas cómicas de Cora. En momentos en que la película le pide que profundice, ella abre a Cora con una sinceridad tan cruda y desigual que es difícil apartar la mirada.
Stalter también resulta tener una bonita, aunque sin pulir, voz para cantar. Las canciones de Cora (escritas por Miya Folick, cuya propia música es la banda sonora de gran parte de la película, junto con la guionista Rhianon Jones) están extraídas de su propia vida, y sus letras son hilarantes por su hastío. “Los sueños son estúpidos y tú también por creer en ellos”, dice uno. «¿Por qué tratar de ser una mejor persona cuando existen aplicaciones de citas?», dice otro. Cuando un extraño (Margaret Cho) describe una, que comienza con la línea «El amor es una broma y te romperá el corazón», como una canción de amor, Cora rechaza la etiqueta con una monotonía que insinúa un dolor más profundo.
En todo momento, la directora Hannah Pearl Utt (Antes de que lo supieras) captura tanto a Los Ángeles como a Portland con un resplandor bañado por el sol que parece envolver a Cora en calidez incluso cuando pasa de un desastre menor a otro. Y hay muchos de ellos: la aventura de una noche con un terraplanista (Thomas Mann) que todavía colgaba a su ex, la pelea a gritos con una ex amiga (Heather Morris) por una traición romántica pasada, la discusión con un asistente de vuelo (Caitlin Reilly) después de intentar reclamar un asiento de primera clase que no ha pagado. Al menos esto último le brinda a Cora una atractiva posibilidad romántica en la forma de Tom (Manny Jacinto), el apuesto hombre cuyo asiento había estado tratando de robar.
Pero Tom, como muchos de los personajes que no son Cora en cora bora, consigue poco de la profundidad que hace Cora. Uno de los amigos de Tom nos dice que «se siente atraído por las personas rotas», lo que explica por qué parece tan encantado con una mujer que ha respondido a su amabilidad con brusquedad en todo momento. Sin embargo, tenemos poca idea de por qué llegó a ser así, o qué significó para sus relaciones pasadas, y mucho menos una idea de cómo podría ser un augurio para cualquier relación futura con Cora. Las relaciones entre Cora, Justine y la nueva «amiga» de Justine, Riley (Ayden Mayeri), se explican de manera similar más que sentir en el diálogo, con más de una escena de Cora escuchando accidentalmente sus conversaciones sobre ella, aunque a fines del 92- Minuto característica que han construido suficiente historia juntos para un giro inteligente y genuinamente conmovedor en el tropo de comedia romántica de un gran gesto romántico.
En cuanto a la propia Cora, cora bora finalmente llega a revelar el evento devastador que la obligó a mudarse de Portland a Los Ángeles. Pero resiste la tentación de trazar una línea demasiado clara entre su dolor pasado y su falta de rumbo actual. “Todos los que deambulan están jodidamente perdidos”, canta Cora en el primer acto, y en el momento suena como una expresión de ira y desesperación. El resto de su película, sin embargo, argumenta que está bien perderse, que el viaje de Cora ahora, por complicado o incierto que sea, vale la pena abrazarlo independientemente de dónde haya estado antes o hacia dónde se dirija a continuación.