Farandulero
Luego los dos se dieron un beso. Bueno, más o menos. Un intento de beso, digamos.
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Por supuesto, que la familia de un candidato se una a él en una ocasión tan especial como convertirse en el candidato presidencial de un partido político importante no debería ser algo inusual, pero en este caso lo es.
Melania ha estado en gran medida ausente de la vida pública desde que su esposo entregó la presidencia a Joe Biden en 2021, poco después de que incitara un motín el 6 de enero que terminó con cientos de partidarios armados asaltando el edificio del Capitolio. Desde entonces, ha hecho un puñado de apariciones públicas, pero en su mayoría permaneció «elusivo» y «privado”, como lo han expresado los medios de comunicación.
Esta es una marcada diferencia con respecto a la primera y la segunda vez que Trump se presentó a la presidencia. En ambas convenciones, 2016 y 2020Melania fue una de las oradoras destacadas de la convención, apoyando con entusiasmo a su esposo para presidente y posando a su lado para innumerables fotografías.
Pero lo que puede resultar aún más llamativo es la ausencia de Ivanka en la campaña de Trump. La hija mayor del presidente fue una parte importante no solo de su campaña presidencial y su administración, sino también de su vida antes del 6 de enero. Había muy pocas cosas en la vida de Trump, desde El aprendiz a la Casa Blanca, que no contaba con la pulida y articulada Ivanka a su lado.
Pero, al igual que su madrastra, desde que Trump entregó la Oficina Oval, Ivanka ha dado un gran paso atrás respecto de los esfuerzos de su padre. Anunció sus intenciones de abandonar la política en 2022.
“Quiero mucho a mi padre”, escribió en Instagram“Esta vez he decidido darle prioridad a mis hijos pequeños y a la vida privada que estamos creando como familia… Si bien siempre amaré y apoyaré a mi padre, en el futuro lo haré fuera del ámbito político”.
