Si se considera “pro-vida” en cualquier sentido del término, es posible que desee llamar a su congresista local para pedirle que apoye la licencia de paternidad paga exigida por el gobierno federal. Según un nuevo estudio de la Universidad de Liaoning en China, dar a los padres tiempo libre pagado para cuidar a sus recién nacidos está relacionado con una serie de beneficios para la salud del niño e incluso podría prevenir cientos de muertes.
El estudio, que puede leer aquí y que fue resumido por El Daily Mail, analizó a más de medio millón de madres en California entre 2004 y 2008. Durante ese período, California fue el único estado del país que exigió la licencia de maternidad pagada (seis semanas en ese momento; desde entonces, California se ha extendido a ocho, y hay ahora las leyes de licencia parental en una docena de estados). La investigación encontró 339 muertes menos, en promedio, durante el primer año de vida en California en comparación con los estados sin licencia de maternidad y, según las estimaciones de los científicos, tres meses de licencia parental remunerada en todo el país podrían salvar a casi mil bebés por año.
Las razones son simples: mantener a los padres en casa con los recién nacidos prolonga la lactancia materna, lo que genera anticuerpos importantes, permite que los padres noten y respondan a los problemas de salud con mayor rapidez y, en general, disminuye la cantidad de personas que cuidan al bebé y que podrían transmitir infecciones. El tiempo libre también permite que los padres se mantengan al día más fácilmente sobre las vacunas importantes para la primera infancia y las visitas al médico. En resumen, el niño recibe una mejor atención. También se sugiere que el tiempo libre antes del nacimiento podría ayudar a prevenir el bajo peso al nacer, un factor común que contribuye a la muerte infantil.
Según un artículo de 2021 en Forbes, Estados Unidos ocupa el puesto 33 de 36 países desarrollados en lo que respecta a la mortalidad infantil, con aproximadamente 5,5 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. Francia y el Reino Unido, por otro lado, tienen solo 3,8 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. La buena noticia es que la tasa de mortalidad infantil de EE. UU. se ha ido declinante durante las últimas dos décadas. Tal vez el permiso familiar pagado sea el siguiente paso lógico para garantizar que la tendencia continúe.