Farandulero
No hacer nada. Quedarse y luchar. Irse.
‘Ellas hablan’ cuenta con un punto de partida sugerente lastrado por la hueca evidencia de su alarmante ausencia de contexto. Un grupo de mujeres tienen que tomar una decisión que tal y como se nos presenta no anima, precisamente, ni al debate ni a la duda. Prácticamente todo a lo que puede aspirar una película como ‘Ellas hablan’, falla la producción sustentada en palabrera estril y barata.
Palabrera estril y barata equiparable a uno de esos mtines utpicos que los polticos nos quieren vender como debates parlamentarios. No hay réplica posible a un ideario que no contempla la disidencia, no hay reafirmación si la afirmación nunca es cuestionada. ‘Ellas hablan’ es como una pelea de exhibición. Como pelotear con Rafa Nadal y luego presumir de haberle devuelto el saque.
En el mundo de ‘Ellas hablan’ slo existen… ellas. Se habla de ver mundo, pero no se da forma a ninguno. Se habla mucho pero se dice poco: El debate cae por su propio peso ante su arbitrariedad y la falta de un estmulo real, tangible, desestabilizador, que marque algn tipo de diferencia o matiz en pleno siglo XXI. Para poder competir hace falta un rival al que batir o un reto que superar.
En ‘Ellas hablan’ sencillamente, no hay. No se desarrolla ningún tipo de resistencia, y por fin, cualquier mínimo debate o duda desaparecen ante la gruesa, plana y timorata evidencia de un eslogan (político o no). No hay incertidumbre ni suspenso, no hay tensión ni nervio. Tan solo un grupo deslizo de actrices a las que solo se les pide estar. Y a hablar y divagar sobre su mundo de fantasa.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
